El objetivo es medir las vibraciones del suelo que provocan al saltar al mismo tiempo, práctica habitual durante los conciertos de rock.
La curiosa prueba de impacto ambiental se realizará el 8 de setiembre tras las denuncias de los vecinos por la supuesta vibración en edificios de más de diez pisos próximos al estadio durante los recitales, informó el Ministerio de Ambiente y Espacio Público de la ciudad. Se trata de una prueba acordada con el presidente de River Plate, Daniel Passarella, que busca obtener la habilitación para la realización de conciertos en el Monumental, suspendida por la justicia en enero pasado a petición de organizaciones vecinales.
La prohibición compete la realización de recitales o conciertos con la presencia de público en el cesped del Monumental, con capacidad para unas 30.000 personas. Una de las alternativas que se barajan es la limitación de la cantidad de público en el cesped e incluso la colocación de butacas con la esperanza de que el público no salte, aunque reste clima y color a los conciertos.
Según estudios presentados ante la justicia las vibraciones que provocan los ’pogueros’ con sus saltos al unísono pueden ser percibidas hasta a 3 kilómetros a la redonda.
El “pogo” se convirtió en un dolor de cabeza para la Alcaldía de Buenos Aires, que planea realizar pruebas similares en otros estadios de fútbol que suelen utilizarse como espacios para recitales.
fuente abc.com
La curiosa prueba de impacto ambiental se realizará el 8 de setiembre tras las denuncias de los vecinos por la supuesta vibración en edificios de más de diez pisos próximos al estadio durante los recitales, informó el Ministerio de Ambiente y Espacio Público de la ciudad. Se trata de una prueba acordada con el presidente de River Plate, Daniel Passarella, que busca obtener la habilitación para la realización de conciertos en el Monumental, suspendida por la justicia en enero pasado a petición de organizaciones vecinales.
La prohibición compete la realización de recitales o conciertos con la presencia de público en el cesped del Monumental, con capacidad para unas 30.000 personas. Una de las alternativas que se barajan es la limitación de la cantidad de público en el cesped e incluso la colocación de butacas con la esperanza de que el público no salte, aunque reste clima y color a los conciertos.
Según estudios presentados ante la justicia las vibraciones que provocan los ’pogueros’ con sus saltos al unísono pueden ser percibidas hasta a 3 kilómetros a la redonda.
El “pogo” se convirtió en un dolor de cabeza para la Alcaldía de Buenos Aires, que planea realizar pruebas similares en otros estadios de fútbol que suelen utilizarse como espacios para recitales.
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